LA IMPORTANCIA DEL USO DE LA LUZ UV-C.

La pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2 en marzo de 2020 ha puesto en jaque a la sanidad global, y la población mundial ha tomado conciencia acerca del peligro que puede llegar a suponer la transmisión de enfermedades por vía aérea si no se controla a tiempo.

Las últimas semanas han estado marcadas por otros dos brotes ocasionados por virus, los cuales están causando una gran preocupación a las autoridades sanitarias. El primero de ellos relacionado con la aparición de casos de hepatitis de origen desconocido, que afecta principalmente a niños y el segundo, marcado por la llegada de la viruela del mono que está afectando a diferentes países. Ahora los científicos intentan desvelar los orígenes y causas de estos brotes surgidos tras la enfermedad COVID-19. 

Pero antes de que la pandemia dominara las noticias, en la última década ya habían surgido diversos brotes vinculados a virus como el ébola, el zika, el dengue, el sarampión, el MERS o el SARS, los cuales han causado problemas de salud y han hecho que tengamos que evolucionar en cuanto a las medidas de prevención y control de las enfermedades.

Con la llegada del nuevo virus la sociedad se ha mantenido alerta sobre nuevos posibles brotes. En nuestro día a día, podemos encontrar múltiples microorganismos patógenos desde la gripe hasta los nuevos virus, bacterias, hongos y protozoos.

El uso de la luz UV-C como método de desinfección, es conocido desde hace décadas y usado tanto para el tratamiento de aguas como en el ámbito hospitalario, sobre todo en quirófanos. En los últimos años, a raíz de la aparición de los diferentes brotes que ponen en peligro la salud, se están realizando numerosos estudios para conseguir optimizar este método y avanzar mucho en este campo, así como buscar soluciones para que sea sostenible, garantizando el respeto al medioambiente y el bienestar social.

A diferencia de los métodos químicos de desinfección, la radiación UV proporciona una inactivación rápida y eficiente de los microorganismos patógenos mediante un proceso físico. Por eso, este método de desinfección es muy adecuado para completar los protocolos de limpieza y así reducir el riesgo de contagio de enfermedades al mínimo.

El reto del siglo pasado fue conseguir un adecuado tratamiento y desinfección del agua, ya que muchas enfermedades provenían del consumo de aguas no tratadas como puede ser el cólera ocasionado por una bacteria. Para la obtención de aguas potables se empleó entre otros métodos la luz UV-C ya que es capaz de inactivar fácilmente patógenos resistentes al cloro, como algunos protozoos, y además, no genera subproductos carcinógenos.

El nuevo reto de este siglo surgió con la aparición de la transmisión de estas enfermedades por vía aérea, la cual es mucho más difícil de controlar. Sin embargo, esta tecnología ha pasado a ser hoy en día uno de los métodos más eficaces para la inactivación de virus y bacterias presentes en el aire, llegando incluso a tener una tasa del 99,9 % como es el caso de nuestras lámparas UV-C Germiled. El uso de nuestras lámparas combinado con una buena ventilación y limpieza de los espacios interiores nos protegerá favoreciendo nuestra convivencia en un ambiente seguro.